Si bien, la siguiente editorial fue publicada el pasado viernes 6 de febrero, no deja de ser relevante puesto que es esta semana que Radio Sefarad cumple 11 años.
¡Somos primos!, por Jorge Rozemblum
sta semana Radio Sefarad cumple 11 años. No es un número redondo: al  contrario, es uno primo, divisible de forma entera sólo por sí mismo y  por el uno. A medida que avanzamos en la numeración, esta característica  es cada vez menos frecuente, y los matemáticos del mundo aún no han  hallado la fórmula para saber si en algún punto cercano al infinito se  acaban. Lo que es seguro de momento es que estamos todavía muy lejos de  nuestros límites.
Nosotros somos y nos sentimos primos, orgullosos de haber llegado  hasta aquí sin que nuestra trayectoria pueda dividirse más que por sí  misma: una sola etapa llena de pasos y huellas imprescindibles, de caras  y voces, de letras y tiempos, para traernos hasta donde estamos, para  cosernos con un hilo invisible a vuestra cotidianeidad y formar parte de  ese vosotros que, también, es indivisible y en continua expansión.
¿Para qué debe servirnos este soplo virtual de once velas? Para que  tiréis de nuestras orejas cada vez que tengáis algo que decirnos, por  nimio que os parezca, que siempre nos alegrará saber quién está  justificando nuestra propia razón de ser y por qué. Para volver a  plantearnos, como cada año y día de trabajo, qué más y cómo. Para seguir  cumpliendo con la primalidad de los contenidos que os ofrecemos, aunque  –como los números- cada vez resulte más complicado dar con aquellos que  nunca antes hayamos abordado y que sean lo que estabais deseando oír. O  para que volvamos a ratificarnos en la unidad labrada por un pueblo que  lleva miles de años releyendo un mismo libro, descubriendo en sus  páginas cada vez un nuevo mundo.
Sólo estamos dispuestos a dividirnos por LO que somos, no por LOS que  somos, ni por los que han sido en este medio. Somos el resultado de esa  unanimidad (un ánima, un alma) que intentamos forjar con el que nos  «cliquea» (¡oh, los tiempos en que había que “sintonizar”!), con el que  nos “retuitea”, nos “comparte”, nos “sigue” o, simplemente, ya es tan  Radio Sefarad como nosotros mismos. Ya me dirán, si no, qué objetivo  tiene preparar una suculenta comida si nadie la va a saborear, aunque  sea a su tiempo y lugar, pero con la sensación primordial de estar todos  sentados a la misma mesa. De eso se trata.
Y aquí seguiremos con esa única condición: que ustedes también lo  hagan. Y que no cesen de invitar a nuevas almas a sumarse a la cena  familiar que servimos seis veces por semana. Para que cada vez seamos  más UNO, más nosotros mismos y la mesa se nos llene de alegría por la  vida. ¡Gracias, primos!

